MUJERES ALCANZARÍAN CASI EL 50% DE LA POBLACIÓN PERUANA
A nivel nacional, y de acuerdo con las estimaciones y proyecciones de población elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al 30 de junio de 2011, las mujeres concentrarían el 49,9% de la población peruana al alcanzar los 14 millones 862 mil 298; de las cuales el 31,9% de la población femenina viviría en el departamento de Lima (4 millones 735 mil 950).
Otros departamentos que concentrarían el mayor número de mujeres serían Piura con 6,0% (888 mil 550), La Libertad con 6,0% (887 mil 641), Cajamarca con 5,0% (748 mil 988) y Puno con el 4,6% (681 mil 343).
Cabe destacar, que estas estimaciones y proyecciones fueron realizadas con la base de los resultados obtenidos de los Censos Nacionales de Población y Vivienda 2007. Población femenina tiene menos de 40 años
Por grupos de edad, en nuestro país se observa que la mayor parte de la población femenina tiene menos de 40 años. En tal sentido, cabe precisar que los más altos porcentajes de mujeres se encuentran entre las edades que comprenden la niñez, adolescencia, juventud y adultez.
De acuerdo con edades, el 9,9% de las mujeres tienen entre 0 y 4 años (1 millón 448 mil 968), el 9,8% entre 5 y 9 años (1 millón 442 mil 151), el 9,8% de 10 a 14 años (1 millón 440 mil 216), el 9,7% de 15 a 19 años (1 millón 426 mil 298), el 9,2% de 20 a 24 años (1 millón 352 mil 661) y el 8,4% entre 25 y 29 años de edad (1 millón 231 mil 938). Asimismo, se observa que en el Perú las mujeres entre 30 y 34 años representan el 7,9% (1 millón 155 mil 443), y entre 35 a 39 años el 6,9% (1 millón 16 mil 249).
En tanto que, el 6,1% de mujeres tienen entre 40 y 44 años (892 mil 126), el 5,3% se ubica entre los 45 y 49 años (775 mil 664), el 4,3% entre 50 y 54 años (638 mil 405); y el 3,6% tiene entre 55 y 59 años (524 mil 80). Mientras que, la población femenina de 60 a más años de edad representa el 9,2% (1 millón 348 mil 833).
Mujeres en edad de trabajar y económicamente activas
De acuerdo con las proyecciones para junio de 2011, el número de mujeres peruanas en edad de trabajar alcanzaría los 10 millones 829 mil 761. Mientras que, en la Población Económicamente Activa (PEA), el porcentaje de mujeres llegaría al 44,0%, es decir 7 millones 16 mil 38.
La cuarta parte de la población del país está integrada por mujeres en edad fértil
Según los resultados de la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar ENDES - 2009, las mujeres en edad fértil (MEF), es decir, aquellas que tienen entre 15 a 49 años de edad, representaron la cuarta parte (25,3%) de la población total del país y el 49,8% de la población femenina del país. La mayor proporción de mujeres en edad reproductiva se ubican en el Área Urbana con 52,7%; mientras que, en el Área Rural, representan el 42,8%. Entre los años 2006-2009 la tasa de fecundidad de la mujer disminuyó en 10,3%
La Tasa Global de Fecundidad (TGF) fue de 2,6 hijos por mujer para el periodo de 2006-2009, cifra que representa una disminución del 10,3% de lo estimado en la ENDES 2000. El promedio de hijos nacidos vivos en las mujeres de 40-49 años de edad es de 3,6. En el Área Urbana la TGF es de 2,3 hijos por mujer y en el Área Rural de 3,6. Asimismo, el número promedio de hijos nacidos vivos en las mujeres de 40-49 años de edad es de 3,1 y 5,2 en dichas áreas. Más del 13% de la mujeres de 15 a 19 años de edad ya son madres
Del 13,7% de las mujeres de 15 a 19 años de edad, el 11,1% ya son madres y el 2,7% están gestando por primera vez. Los mayores porcentajes de adolescentes que son madres o están embarazadas se presentan entre las mujeres sin educación y con educación primaria (47,9% y 32,5%, respectivamente); entre aquellas que residen en el Área Rural (22,2%); entre las que residen en los departamentos de Loreto (30,0%), Ucayali (29,1%) y Cajamarca (24,5%). Por el contrario, las adolescentes que residen en Arequipa (8,0%), Lima (8,5%) y Cusco (8,9%), presentan los más bajos porcentajes.
Más de la mitad de las mujeres en edad fértil viven en unión conyugal
El 57,1% de las mujeres en edad fértil (MEF) vivía en unión conyugal: 25,3% estaba formalmente casada y 31,8% en situación de convivencia. Respecto a la ENDES 2000 y ENDES Continua 2009 se observó un incremento en la proporción de convivientes de 7,0 puntos porcentuales y una disminución entre las mujeres casadas de 6,0 puntos porcentuales. Además, la tercera parte de mujeres en edad fértil (33,4%) son solteras.
Analfabetismo en las mujeres disminuyó en 5,1%
El nivel de analfabetismo en las mujeres de 15 a 49 años de edad sin educación ha disminuido considerablemente de 5,1% en el año 2000 a 2,8% en el año 2009; según área de residencia el cambio más notable se apreció en el Área Rural, donde pasó de 13,2% en el 2000 a 7,9% en el 2009.
Mujeres del Área Rural participan en mayor proporción en la producción de bienes y servicios
Los resultado de la ENDES Continua 2009, señalan que la participación femenina en la producción de bienes y servicios es mayor en el Área Rural (78,0%) que en el área urbana (72,4%). Según región natural, el mayor nivel de mujeres que trabajan se presenta en la Sierra (77,6%) y el menor nivel de participación en el Resto Costa (64,0%). En la Selva y Lima Metropolitana dicha proporción ascendió a 75,9% y 76,4%, respectivamente.
Más de un tercio de las mujeres alguna vez unidas manifestó haber sido víctima de la violencia familiar
De acuerdo con la ENDES Continua 2009, el 38,8% de las mujeres alguna vez unidas manifestó haber sufrido violencia física por parte de su esposo o compañero. Respecto a las formas de violencia física que en mayor proporción declararon las mujeres alguna vez unidas, fueron: "la empujó, sacudió o le tiró algo" (31,2%), "la abofeteó o le torció el brazo" (24,9%), "la golpeó con el puño o con algo que pudo hacerle daño" (21,9%) y "la pateó o arrastró" (15,4%).
Por otro lado, el 8,0% de las mujeres alguna vez unidas declaró haber soportado alguna forma de violencia sexual, es decir, reportaron haber sido obligadas por su esposo o compañero a tener relaciones sexuales contra su voluntad; el mayor porcentaje se presentó en mujeres divorciadas, separadas o viudas (20,2%), de 45 a 49 años de edad (13,3%) y sin nivel educativo o nivel primaria (10,0% y 9,7%, respectivamente).
Trazar un perfil de las mujeres peruanas significa enfrentar, simultáneamente, la diversidad y la semejanza. Si por un lado, las diferencias de clase y raza especifican la vivencia de la condición femenina, por otro, la asimetría de la relación entre hombres y mujeres está presente en todo el ordenamiento social y de la vida cotidiana. Al mismo tiempo, la diversidad geográfica y étnica dan origen a una gran heterogeneidad de situaciones y de acceso a los recursos económicos, sociales y políticos.
A través de la historia, importantes sectores de mujeres han irrumpido en el escenario social, sin que su acción tuviera consecuencias y se tradujera en un mejoramiento de su condición de subordinación. De hecho, recién en 1955 obtuvieron el derecho a voto, cuando casi todos los países de la región ya lo habían reconocido. Sin embargo, las propias condiciones de pobreza y la incapacidad estructural del país de encontrar un camino al desarrollo han llevado masivamente a las mujeres a actuar en el escenario nacional a partir de las necesidades más básicas de supervivencia. Más que en ningún otro país de la región, a excepción de Nicaragua y El Salvador, son las mujeres quienes han soportado, por más de una década, el peso de la crisis económica y política. Este hecho ha revestido características dramáticas al trasladar Sendero Luminoso sus acciones a los barrios populares de Lima. La defensa que han hecho las mujeres de sus organizaciones ha costado la vida a numerosas dirigentas, particularmente a la Teniente Alcaldesa María Elena Moyano, ex-presidenta de la Federación Popular de Mujeres de Villa El Salvador.
Desde mediados de siglo las mujeres peruanas han modificado en forma apreciable sus características sociodemográficas, si bien esa modificación ha presentado ritmos muy diversos, especialmente entre la costa urbana y otras regiones del país. Con todo, en cifras promedio, ya residen principalmente en las ciudades, son menos jóvenes y han reducido a la mitad el número de hijos que tenían durante su vida fértil hace cuatro décadas. Tales cifras promedio son útiles, sobre todo para establecer comparaciones con la población masculina, pero es necesario subrayar que, en términos globales, la transicición demográfica en la costa urbana está notablemente más avanzada que en regiones como la sierra, la selva y el sur altiplánico.
En el período mencionado, ha tenido lugar un fuerte crecimiento de la participación laboral femenina, lo que a comienzos de los años noventa significa que en torno al 40% de la Población Económicamente Activa del país esté compuesta por mujeres. No obstante, esta participación presenta una gran segmentación por sexo: las mujeres se concentran en la rama de servicios, principalmente como empleadas del comercio y oficinas, y en calidad de empleadas de hogar, si bien, como sucede en el resto de América Latina, hay una proporción apreciable de técnicas y profesionales.
Las condiciones educativas y sanitarias de las peruanas también han mejorado desde los años cincuenta, aunque dado que entonces eran extremadamente deficientes, todavía presentan indicadores bastante deprimidos en el contexto latinoamericano. De hecho, las diferencias educativas con los varones, así como entre los distintos segmentos de la población femenina, son más altas en Perú que en la mayoría de los países de la región. En el plano de la salud, las condiciones deficitarias de las regiones más deprimidas hacen que las cifras promedio peruanas se sitúen entre las más bajas de la región. Así sucede con las tasas de mortalidad general y otras específicas, como es el caso de la infantil y la materna.
La incorporación de las peruanas a posiciones de poder ha sido notablemente lenta en comparación con el resto de América Latina. Sólo en 1987 una mujer ocupó una cartera ministerial y recién una mujer fue designada vocal en la Corte Suprema y otra en la Fiscalía de la República. Es cierto que ha existido por largos años una preocupación gubernamental por la situación de esta mitad de la población, pero no se ha logrado constituir una institucionalidad eficaz y con suficiente poder político que conduzca y coordine las políticas públicas hacia las mujeres. De hecho son ellas las principales ejecutoras de los programas destinados a los sectores de extrema pobreza. Su presencia en partidos políticos y organizaciones tradicionales ha sido escasa. No sucede así en el ámbito urbano popular y campesino, donde las mujeres juegan un rol central en el tejido social que permite sobrevivir a amplios sectores a pesar de las crisis sucesivas.
Por otra parte, el movimiento social de mujeres recreado a partir de fines de los años 70 forma parte activa de la sociedad civil y ha buscado caminos para resolver la crisis. Cuenta con importantes grupos feministas que han consolidado un liderazgo en toda la región, promoviendo el debate en los Encuentros Feministas Latinoamericanos y del Caribe desde una particular sensibilidad popular.
En el Perú de los 90, sin embargo, este movimiento enfrenta complejos desafíos, considerando la extrema pauperización de los sectores populares, la desarticulación por el terror de cientos de organizaciones, la implantación del mercado como único asignador de recursos y el retiro del Estado de sus funciones sociales. El reto es, una vez más, coordinar esfuerzos para reconstruir un Estado que recoja la diversidad e integre en igualdad de condiciones a sus ciudadanos.
El proyecto de investigación Mujeres Latinoamericanas en Cifras fue desarrollado en Perú por Cecilia Blondet Montero, investigadora del Instituto de Estudios Peruanos, IEP. La presentación de resultados fue realizada por la Coordinación Regional del proyecto, atendiendo a las necesidades de comparación del caso peruano con el resto de los países de América Latina.
Jorge Cardona C.I 18719437 EES
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